El Millonario igualó en 32 puntos a Newell´s (juega mañana ante Unión)
tras derrotar por 2 a 1 a los de Avellaneda.
Independiente soportó este domingo un mazazo que lo puso al filo del
descenso a la Primera B Nacional y River Plate se subió transitoriamente a la
punta del torneo Final, tras ganar 2-1 el clásico que disputaron en Núñez por
la 17ª fecha.
El equipo de Avellaneda, que puede perder la categoría mañana si
Argentinos Juniors le gana a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, cayó con tantos
de Juan Manuel Iturbe (21m.PT) y Manuel Lanzini (18m.ST). Daniel
"Rolfi" Montenegro descontó a los 44 de la parte final.
Con la victoria, River sumó 32 puntos y alcanzó a Newell´s, que recibirá
mañana al descendido Unión de Santa Fe.
Para seguir con vida en primera, el equipo de Miguel Angel Brindisi
necesita ganar los dos partidos que le restan en la temporada (San Lorenzo de
local y Colón en Santa Fe) y esperar que tanto Argentinos Juniors como San
Martín de San Juan no sumen más de un punto.
Desde la fecha pasada, cuando una combinación adversa de resultados lo
dejó en estado crítico, todo parece complotar contra Independiente, que mostró
buenas intenciones en el Monumental pero fue, una vez más, víctima de la cruda
realidad.
La visita asumió con valentía el protagonismo durante el inicio del
juego, estableció buenos circuitos en la mitad de la cancha pero falló en la
zona de definición, donde dispuso solo un delantero: el paraguayo Adrián
Fernández.
Para colmo, el primer error defensivo de la tarde lo pagó con un gol en
contra, en una jugada que tuvo una carambola en el área antes de quedarle la
pelota servida a Iturbe.
Previo a la apertura del marcador, Hernán Fredes perdió una ocasión
clarísima, con un cabezazo en el área sin marcas, que entregó a las manos de
Marcelo Barovero.
River, de funcionamiento imperfecto, se vio favorecido por el
nerviosismo del rival, que jugó con la presión de ganar irremediablemente para
seguir con ilusionado con la permanencia.
En ese delicado contexto, Fredes, Montenegro y Leonel Miranda fueron los
que mostraron mayor frescura para abstraerse.
El propio Miranda, a los 27 minutos, también contó con una oportunidad
de gol pero su definición elevada fue abortada por Barovero, la figura de River
en la primera parte.
El ánimo de Independiente se apagó con el transcurso del partido y
durante la segunda parte se cristalizó la sensación de historia irreversible.
Con clima festivo en las tribunas locales, el clásico se consumió con un
River especulativo, preocupado por jugar lejos de su arco, y la impotencia de
un adversario psicológicamente abrumado.
Ante ese escenario, no extrañó que llegara el segundo tanto
"millonario", aún cuando no existieron argumentos futbolísticos que
lo explicaran.
Una contra nacida en los pies de Ariel Rojas y el posterior desborde de
Iturbe por derecha antecedieron a la gran definición de Lanzini para la ampliar
el marcador.
Los hinchas visitantes, despojados de toda esperanza, intentaron detener
el partido cuando comenzaron a arrojar asientos al vacío y a romper el
alambrado.
Laverni manejó la situación con corrección y dejó seguir el clásico, que
se jugó al ritmo del "ole" del público de River hasta el agónico
descuento de Montenegro.
El tiempo adicionado mostró a un equipo visitante con dignidad para la
búsqueda del milagro pero no alcanzó para modificar la dolorosa tarde de
Independiente.
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