lunes, 6 de octubre de 2014

Empate superclásico

Con la lluvia como principal protagonista, en la tarde de ayer se disputó un nuevo superclásico. River y Boca volvieron a verse las caras. El Millonario, puntero invicto, buscando mantener la cima y acortar la brecha en el historial. El Xeneize queriendo ampliar la diferencia y buscar una base en la nueva identidad que le dio Arruabarrena al equipo.
El escenario de dicho encuentro fue un estadio Monumental pasado por agua, que junto a los errores de la terna arbitral, con Mauro Vigliano a la cabeza, estuvieron en el ojo de la tormenta.


Fue un domingo lluvioso en toda la capital, lo que provocó que el estado del campo de juego no fuera el ideal. Se vio un juego bruco, basado en pelotazos, y sin ninguna sutileza, dado que era imposible en medio de tanta agua. Este condicionamiento favoreció al equipo dirigido por ‘Vasco’ Arruabarrena, que está más acostumbrado a este tipo de juego. En cambio al local se vio en la obligación de adaptarse, ya que no podía desplegar el juego vistoso que venía mostrando fechas atrás.

En el primer tiempo el dominio, si es que así puede llamárselo, fue de Boca. Pelotazos al área, presión en el mediocampo, y muy poco juego, dadas las condiciones de la cancha. Lo que si hay que destacar es la actitud del equipo, que en ningún momento del partido bajó la intensidad.
Cuando promediaban los 25’ del primer tiempo, llegó el primer grito sagrado. El Monumental enmudeció, atónito a lo que acababa de pasar: gol de Boca. El Xeneize ganaba 1 – 0 y tenía a Magallán como héroe de la tarde, hasta el momento.

Minutos más tarde llegó la primer jugada que tuvo al árbitro del encuentro como protagonista. Vigliano vio una mano dentro del área y sancionó el correspondiente penal. En la repetición que nos brinda la televisión se ve claramente que Fernando Gago cabecea, pero en ningún momento la pelota entra en contacto con la mano –o antebrazo- del futbolista, como interpretó el árbitro. Por dicha jugada, Gago vio la tarjeta roja y a Boca le quedaban más de 45’ para jugar con un hombre menos.
Rodrigo Mora fue el encargado de ejecutar el penal; cambio de último momento, ya que el designado por Gallardo para estas ejecuciones era Teófilo Gutiérrez. Era la chance del empate y la posibilidad de revertir las cosas en el complemento, aprovechando la superioridad numérica, sin embargo el uruguayo malogró el penal, y los equipos se fueron al descanso con el marcador 0 – 1, que mostraba la ventaja azul y oro.

En la segunda mitad, River pareció adaptarse a lo que el campo de juego y el rival proponían. Boca comenzó a replegarse en su propio campo, a consecuencia del hombre de menos. River tuvo chances de empatarlo, pero Agustín Orión –que luego fue elegido figura del partido- era una muralla en el arco muy difícil de vencer.

Los cambios fueron la clave en el equipo de Gallardo, principalmente el ingreso de Pezzella, que a los pocos minutos de ingresar, salvó la tarde-noche riverplatense. El juvenil tuvo la claridad necesaria para esperar el rebote dentro del área y convertir, ante un arquero ya sin posibilidades, haciendo estallar a todo el público de euforia a todo el público presente.
La última acción destacable del partido nuevamente tuvo a Vigliano como principal actor. Cuando restaban pocos minutos por jugarse, Funes Mori vio la tarjeta roja, quedando los dos equipos con diez hombres en cancha. Una tarjeta roja exagerada, juzgando otras acciones mucho más bruscas, que no fueron sancionadas.


En esto contexto, y con muchos condimentos extra futbolísticos, River y Boca igualaron 1 – 1 en el Monumental. El conjunto de Gallardo continúa invicto y liderando la tabla de posiciones, mientras que Boca poco a poco se consolida como equipo, bajo el mando de Arruabarrena. 

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