En un Monumental colmado, el Burrito hizo su
despedida oficial del fútbol profesional. Un día inolvidable con varias figuras
y emociones.
En una fiesta increíble, el “Burrito” tuvo su merecido homenaje en el
estadio Monumental repleto y rodeado de ex compañeros que formaron parte del
amistoso entre “Los Amigos de Ortega” y “Los Amigos de River”. El 8 a 2 fue
sólo algo destacado entre tantos momentos emotivos que hubo, tales como el
ingreso de su hijo Tomás (quien hizo un tanto), los cuatro goles del “Burrito”
y la ovación de todos los hinchas.
Seguramente, Ariel Ortega jamás olvidará este día. Nunca podrá borrar de
su mente lo que vivió el 13 de julio de 2013 en un Monumental que sólo se llenó
de hinchas de River para despedirlo a él. Para decirle 'gracias' por todos los
momentos vividos.
El "Burrito" es uno de los máximos ídolos en la historia de
River y, sin dudas, el más grande en la etapa contemporánea. La emoción fue el
denominador común en la tarde-noche de Núñez, que estuvo caliente más allá de
la baja temperatura que marcaba el termómetro, por la lógica consecuencia de
estar en invierno.
El resultado, el anecdótico 8-2, sólo quedará en el baúl de los
recuerdos. Obviamente, el partido no se puede analizar. Sí sirvió para juntar
en la misma cancha a aquellos futbolistas que hicieron grande a River (Astrada,
Gallardo, Ayala, Francescoli) y a los futbolistas con los que el
"Burrito" consiguió hacer una amistad en otros clubes (Domínguez,
Scocco, Capria, entre otros). La magia del "Burrito" estuvo intacta,
hizo cuatro goles (en realidad tres, ya que Baldassi le convalidó uno que jamás
ingresó) y se mostró activo. En el primer tiempo jugó para los "Amigos de
Ortega"; mientras que en el complemento se cambió la camiseta en el mismo
césped del Monumental y se puso la de 'su' River.
Ese fue uno de los momentos más emocionantes de la tarde. ¿Los otros?
Cuando ingresó su hijo Tomás (hizo un gol) y cuando hicieron lo propio sus
otras dos hijas. Entre todos, dieron una 'vuelta olímpica' ante la mirada de un
Monumental que coreaba su apellido.
Así terminó la fiesta. 'Su' fiesta'. Ésa por la que tanto hizo mientras
defendió la camiseta de River. Ariel Ortega tuvo su merecido homenaje. Se hizo
en el Monumental, lo vivió el hincha de River, pero también lo disfrutó todo el
fútbol argentino.
“Esta camiseta es sagrada”
Al finalizar, y cuando Ariel tomó la palabra, el Antonio Vespucio
Liberti explotó. “Al Burro Ortega nunca lo vamos a olvidar” y el tradicional
“olé, olé, olé, Burro, Burro”, fueron los principales alaridos de la multitud.
El jujeño se emocionó cuando pronunció un mensaje cargado de emoción
hacia las 63 mil personas que asistieron a su última función. “No tengo palabras... Tenía pensado decirles
mil cosas pero lo único que se me viene a la cabeza es agradecerles, son
ustedes los que generaron esto”, llegó a pronunciar el oriundo de Ledesma entre
aplausos, gritos y cantos hacia su figura, que lastimosamente ya no volverá a
verse de manera profesional, aunque jamás podrán borrarse de la retina de los
simpatizantes que tanto pudieron disfrutarlo.
Además de agradecer la presencia de sus amigos y otras glorias que
lograron lucir con altura la camiseta “millonaria”, Ortega hizo delirar a sus
fans cuando expresó “gracias a Dios por hacerme hincha de River” y también
ratificó su inmensa admiración hacia los colores cuando graficó que “esta
camiseta sagrada es la que amo”.
Por: Giuliana Marin
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