jueves, 9 de mayo de 2013

Terminó la pesadilla


Después 40 días que se hicieron eternos, Pablo Migliore recuperó la libertad. El juez Manuel de Campos aceptó el pedido de excarcelación, y el arquero de San Lorenzo ya está en su casa. En el día de ayer, el futbolista había ampliado su declaración, probando su amistad con Maximiliano Mazzaro, segundo de la barra de Boca y prófugo de la justicia.



40 días pasaron desde aquel 31 de marzo, cuando se desplegaba un sorprendente operativo policial en el Nuevo Gasómetro y el arquero del Ciclón quedaba alojado, un día después, en el penal de Ezeiza. En este trancurso, cambió de abogados, volvió a declarar, probó su amistad con Mazzaro mediante fotos, videos, y hasta testigos. Y pudo recuperar la libertad.

Desde horas de la mañana se hablaba de la inminente salida de Pablo Migliore. Finalmente se dio en las últimas horas de la tarde, luego de pagar una fianza de $500.000.
Migliore se retiró de Tribunales sin tener contacto con la prensa, ya que no se sentía bien. Uno de sus abogados confirmó que en los próximos días, el arquero brindará una conferencia de prensa, y agregó que “él quiere volver a jugar”.

En un principio se hablaba de que el arquero, en su declaración, había dado nombres de más personas involucradas en la causa. En referencia a esto, Mariano Lizardo, abogado de Maximiliano Levy (el otro imputado por encubrimiento agravado), había dicho que “Migliore transó con el juez”. Ante esos dichos, el abogado del futbolista afirmó que “Pablo no es ningún buchón”.

El juez aceptó la excarcelación ya que Pablo Migliore se comprometió a no entorpecer en la causa y no brindarle ningún tipo de ayuda a Mazzaro. Pero continúa procesado. El juicio oral y público será en 2014. Hasta ese momento, necesitará un permiso especial para poder salir del país.

Pero lo más importante es que pudo recuperar la libertad. Ya se encuentra de nuevo en su casa, junto a su familia. Ahora resta por ver como sigue su situación procesal y, obviamente, su vínculo con el Club Atlético San Lorenzo de Almagro.


Por: Amelia Simondet  

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