Una fecha más, como cualquier otra. Se juega un partido más, como cualquier otro. Se producen disturbios en la cancha, como cada fecha.
Esta vez le tocó a
Atlético Tucumán - Rosario Central. Pero los antecedentes son cientos. Sobre
todo en el último tiempo. Ya nos acostumbramos a que esto pase. Parece que
vemos los partidos esperando que haya incidentes. Balas de goma, bengalas,
bombas de estruendo, piedras, disturbios entre ambas parcialidades, heridos,
muertos. Es cada vez más normal.
Genera impotencia ver al
fútbol argentino dominado por lacras como lo son los barras. Da bronca que cada
vez menos familias puedan ir a la cancha, por miedo. Nadie se hace cargo. Todo
sigue igual. La mayoría de los dirigentes siguen negociando con estos
mercenarios. La policía, en muchos casos, lo único que hace es empeorar las
cosas. La impunidad promueve la violencia. El minuto de “piernas caídas” no
despertó la más mínima conciencia.
La imagen de hoy fue
impactante y triste. Una mujer desesperada con su hija, llorando en la tribuna
de Central por el caos que había en la cancha. Tiempo atrás, el futbolista Oberman había contado que su hijo le preguntó porqué no podía ir a la cancha. ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Qué
mas tiene que pasar para que los responsables reacciones? ¿Es la solución jugar
todos los partidos a puertas cerradas?
Por: Amelia Simondet
No hay comentarios:
Publicar un comentario